Las clases son semanales. En la primera mitad trabajamos la parte técnica: vocalizamos con el piano revisando la predisposición corporal para el canto (cómo respirar, dar tonicidad y saber relajar). Aprendemos sobre coloratura, afinación, matices y todo lo que hace a la “inteligencia vocal”. En la segunda parte, trabajamos sobre el material musical que traés o que yo propongo: experimentamos tonalidades, velocidades y arreglos propios acompañados de guitarra, ukelele o percusión. Tomamos decisiones buscando conectar la interpretación con el trabajo técnico. Grabamos los resultados, para que puedas estudiar en casa.

Doy clases en un espacio especialmente acondicionado con los instrumentos y recursos técnicos que la actividad requiere. Me gusta recibirte en un ambiente ideal para la tarea: silencioso, privado, limpio, acompañado por un rico mate y amor por la puntualidad. Cuento con equipamiento completo de sonido para hacer grabaciones multipista y así explorar la creación musical a través del armado de demos y maquetas.

Para la enseñanza tomo diversos aspectos de escuelas que dejaron en mí su impronta y que me dieron resultados en mis 20 años de experiencia como docente y cantora. 

• Del Método Funcional de la voz de Eugene Rabine, rescato el pensar la voz como un movimiento más que se expresa a través del sonido, trabajando sobre el conocimiento fisiológico, locomotor y postural (en especial del aparato fonador y respiratorio en integración con el resto del cuerpo). 
• Del método de Lili Rossi, destaco su concepción de la voz como “herramienta de nuestra identidad, desde donde se abre un camino de descubrimiento y desarrollo”.
• Del “Método para leer y escribir música (a partir de la percepción)” de María del Carmen Aguilar, sumo su invitación a repensar las definiciones que tenemos de la música, en su relación cultural/temporal. 
• De mi entrenamiento actoral con Paula Herrera de Nóbile sumo las premisas de que “todo se nota sobre el escenario” y de que el hecho artístico se trata de poner el cuerpo a disponibilidad y, en ese arrojo, aceptar que todo lo que somos hacemos y decimos nos pertenece por igual.
• Para la enseñanza a niñes, propongo el trabajo grupal como espacio lúdico, para la experimentación de la música de modo integral: cantar, tocar instrumentos armónicos, melódicos o de percusión, en combinación y permanente rotación. Fomentar la elección no definitiva en edades tempranas ayuda al desarrollo del disfrute y el juego (lo “no obligatorio” optimiza resultados).